En 1958, The Quarrymen, un grupo de música de Liverpool que había formado un joven John y para el que había fichado a Paul, y al que luego añadirían a George, entraba al estudio de grabación de Percy Phillips para grabar su primer disco. Ese momento desencadenaría un fenómeno del que todavía no eran conscientes. Más tarde incorporarían a Richard, conocido como ´Ringo Starr’ y cambiarían de nombre un par de veces…
En música hay un paso definitivo que marca una carrera: pasar del local de ensayo al estudio de grabación. Ese paso supone que el fruto ha madurado e ir a la consolidación de una carrera. Un proyecto pasado se convierte en una realidad presente con peso y que ya aporta algo en el panorama de su campo.
El pasado otoño, el restaurante Local de Ensayo, que venía creciendo y marcando éxitos en una pedanía del extrarradio de la ciudad, baja la persiana de esa ubicación para trasladarse al epicentro de la ciudad que marca en el mapa, como una chincheta gigante, la torre de la catedral. Pero da la impresión de que, en ese movimiento estratégico, hay además un cambio de rumbo y de época. La banda que lidera el chef David López toca otros palos, más diversos, sin dar tanto protagonismo a productos icónicos de los que el cocinero es amante, erudito y maestro, para no saturar a público que no lo sean tanto.
Saliendo de las angosturas de un local de ensayo, en este amplio estudio, que da para sentar más comensales en torno a una mesa, el equipo interpreta la partitura del dominio de la técnica que atesora el chef sin el más mínimo daño colateral al producto. Nunca falta en López un guiño folk a su patria chica. Y es que ser de Hellín marca, como redoble al tambor.
De ese cruce de caminos murcianos y manchegos, con aires levantinos, puede salir una sucesión de un buñuelo de ajo mataero (delicia rústica hellinera) con un guiso de alcachofas, un salmonete a la bullabesa con gamba roja de Águilas o un erizo de mar con algas y caviar Beluga merecedor de que los asistentes inicien la ola. Sólo unos títulos en el repertorio que propone en esta temporada y que hace que tres horas de recital pasen como un trago, con ayuda de la percusión en el descorche que propone Pedro Jiménez (nombre al dedillo para un sumiller) y con unas presentaciones impecables.
Dos días después de que Viva Suecia reivindicara el talento de la Región de Murcia (bandera en mano) llenando el recinto emblema de los grandes conciertos en Madrid, David López ofrece una cena a un auditorio El Batel abarrotado con centenares de invitados a la gala de entrega de los Soles de la Guía Repsol. Haciendo de los vegetales bandera regional, saca un repertorio de creaciones para deleitar, sin complejos, a público en general y viejos roqueros presentes como Sacha Hormaechea, Alberto Chicote, Diego Guerrero o Pablo González, entre otros. Lo más coreado de la noche: un arroz de Calasparra “acalderado” con caldo de raíces ahumadas, crucíferas y alioli de vinagrillos que mereció varios bises.
Es un placer y un lujo poder tener, tan cerca, gente afinada y con talento que, a buen seguro, va a seguir ofreciendo a nuestros sentidos grandes éxitos y saliendo a la palestra, desacomplejado, ante el público que sea.