TOMÁS ZAMORA

Al pie del fogón

¡Viva la primavera!

Picture of Redacción 'The Gastro Times'

Ya han pasado la Semana Santa y las Fiestas de Primavera, y mi espejo no ha sido muy amable conmigo cuando me ha visto salir de la ducha. Aún diría más: ha sido extremadamente cruel y grosero; estoy pensando quitarlo.

Atrás quedaron las torrijas y después los paparajotes, las cervezas de los bares y después los gin-tonics, las empanadillas mientras veo pasar la procesión y después las monas con huevo, y así un antes y después infinito, de comer y beber.

Ahora los espejos nos insultan y las básculas nos desprecian. Todo es una confabulación porque hasta la ropa de la primavera del año pasado ha entrado en la conspiración; diríase que ha encogido a posta.

La primavera, sabedora de los excesos que han precedido su llegada, arenga a la tropa: ¡apriétense las carnes, que se cierren las bocas y bombeen los corazones!

Ciertamente los días tienen más luz y la temperatura invita a pasear y ejercitar el cuerpo, que siempre ha sido la mejor manera de cultivar el alma.

La primavera trae mucha fruta de nuestra tierra, del huerto a la boca: caramelos de cerezas rojas y limpias, albaricoques de terciopelo bronceados de sol, ambientadores de melocotón gordo de azúcar, semáforos de ciruelas rojas, amarillas y verdes, nísperos, nectarinas, fresas

Las verduras saben a gloria por las aguas recibidas: berenjenas, espárragos, judías, guisantes y todo lo que la tierra quiera donar.

Con pena se nos empezará a ir el tomate raf, que goza más del frío que de los calores vespertinos de mayo, pero van posicionándose otras variedades como el divertido tomate cherry, el de ensalada o el tomate de pera. Pronto, rojos y maduros, serán gazpacho, salmorejo o ensalada fresca.

Como ven, la primavera ayuda a purgar los excesos del invierno y el otoño.

Olvidemos que la primavera es tiempo de antihistamínicos, de dermatitis seborreicas, de inhaladores en asmáticos alérgicos, y gocemos recostados releyendo Sonata de primavera de don Ramón del Valle-Inclán, mientras escuchamos a Vivaldi en los auriculares.

No se cansen en decirme que son tópicos y ejerciten la primavera de la forma que más les “florezca”.

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