El print de leopardo, ese icónico, atemporal y exótico estampado, y la trufa salvaje tienen mucho en común.
Su uso moderado e inteligente anima cualquier look o plato pero su uso excesivo los destroza. Será porque lo poco gusta y lo mucho cansa, tengo que darle una vuelta más a eso, ya que soy dada a los extremos.
Sentada frente a mi minimalista árbol de Navidad, con sus mil luces encendidas (reto al alcalde de Vigo a que venga a verlo), me pongo a pensar no solo en la aclamada trufa y en el sexy leopardo, sino en la intensidad de nuestras emociones navideñas. ¿No será que esta mágica época del año, exacerba un poco y un mucho, nuestras emociones, nuestra casi natural tendencia al melodrama?
Me tomo mi segunda taza de chocolate caliente y noto un calor muy especial que me va invadiendo poco a poco…
El espíritu de la Navidad va haciendo de las suyas y sin más, decido salir a la calle a dejarme llevar por mis instintos, vestida de leopardo, como ancestralmente se hacía y a la búsqueda de una trufa salvaje, pero educada, masculina y con estilo… Ustedes ya saben de lo que hablo.
Feliz Navidad ♥️