MAMEN NAVARRETE

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Apocalipsis intelectual

Picture of Redacción 'The Gastro Times'

Puedo afirmar rotundamente que vamos directos a una apocalipsis intelectual. No será en breve, pero será. Tendremos interesantes seres bien evolucionados, listos y capaces, eficientes y eficaces que por desgracia vivirán rodeados de millones y millones de analfabetos; sociales, intelectuales, laborales, culturales y personales. No quiero parecer catastrófica, pero es la realidad obvia al vivir en observación permanente.

La necesidad es evolutiva. Ahora las necesidades se convierten en conceptos poco definidos, necesitamos sobrevivir a enfermedades mortales como el cáncer que podrían ser crónicas o intentar sobrevivir a las desigualdades entre estados o continentes, donde todo parece que va para atrás y unos evolucionan mucho materialmente pero con pocos logros humanistas que no nos lleven a un estado como civilización superior.

Me he puesto espesa, lo sé. Pero si la gente deja de usar la inteligencia para usar la indigencia mental estaremos avocados a no tener más periodos culturales interesantes, como el renacimiento o el impresionismo. Todo esto es difícil lo sé, en un momento tan tecnológico y envueltos en  IA, es más una utopía. Para llegar a esto y a analizar un poco lo que veo y lo que siento me ha ayudado  el que desde hace un par de meses tengo la suerte de poder vivir en segunda persona la realidad de un país subdesarrollado donde nada se parece a nuestro día a día. La persona que me cuenta cómo es vivir en el África más pobre ha comprendido en muy poco tiempo que las verdades de la existencia no son ni exactas y que pueden ser muy cambiantes. Que vivir con 8€ al mes, es posible, y que podemos prescindir de muchas cosas, menos de las ganas de vivir y la música.

Esta persona que está buscando con tan sólo 24 años en el exterior su propio interior, se ha dado cuenta que tener langostas todos los días para comer a 4€ es un privilegio para un occidental y una supina chorrada para un local.

Lo bueno de todo es valorar que esos puestos de verduras y frutas en carritos sucios por la ciudad con piezas a 3 o 10 céntimos, están igual de buenísimos que las que en los hoteles ponen a los turistas y que comprando en estos carritos contribuyes a mejorar el día, solo el día, de una familia.

La vida en África, en una isla y lejos de todo, es la vida plena, la que te da a entender como el comer todo los días es un dichoso placer y un lujo vital. Pescados que salen del mar a la mesa, raciones pequeñas de arroz, piñas que están de locura. Todo sabe mucho mejor, a parte de que son mejores productos, es que tu mente, los valora, los aprecia, los mima.

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