El Poli es, posiblemente, el restaurante con el mejor pescado de la costa murciana. Suena contundente, pero basta con ir un día hasta Águilas para comprobarlo. El viaje merece la pena, aunque al llegar uno encuentre un pequeño local con una entrada tan sencilla que le asalten las dudas. Pero no, hay que entrar para empezar a sentir la magia de este lugar, algo que ocurre nada más traspasar el umbral. El interior, completamente forrado de madera, emula un barco. Reciben a la periodista José Rodríguez, El Poli, y Juan Francisco Paredes, Juanfran, ambos capitanes de este espacio gastronómico que constituye un templo para los amantes del pescado y del marisco y que ha vivido dos etapas diferenciadas.
En la primera eran José y su mujer, Lidia, los que atendían a diario un local que muy pronto empezó a llamar la atención. Así estuvieron durante 20 años. Después cerró, a pesar del éxito que tenía y los meses de reservas, porque José se embarcó en un proyecto empresarial ligado a las conservas. Hace dos años que inauguraron la segunda etapa, con Juanfran gestionando el día a día del local mientras que José se encarga de las compras en la Lonja de Águilas.
“El que más lo ha sufrido es él”, apunta José. “Ha sido duro”, admite Juanfran. “Abrir El Poli sin El Poli… No es lo mismo. Yo he intentado respetar al máximo lo que se hacía aquí, aportar lo que pudiera, y bueno, la gente al final lo ha aceptado. Pero todos los principios son difíciles. Eso sí, hemos tenido mucho trabajo desde el primer día”.
Tanto trabajo que ir a comer al Poli no puede ser algo espontáneo. Tienen lista de espera de semanas, a veces de meses. La culpa la tiene un magnífico producto y una forma de cocinarlo que roza la perfección. Aseguran que la filosofía en ambas etapas ha sido la misma: la máxima calidad en la materia prima y una elaboración muy purista.
“Aquí no hay ningún tipo de influencia ni de tendencia. Es una cocina clásica y atemporal. Una gamba roja a la plancha o cocida para mí es la máxima expresión. No hay nada que la mejore. Esa es la apuesta más segura: un producto 10 y elaboraciones muy básicas. Nuestra creencia es que debe ser así”, explica José con firmeza.
LA LONJA DE ÁGUILAS
El 98% del producto que sirven en El Poli proviene de la Lonja de Águilas. Y la temporalidad es una obligación. Cuando es época de gallopedro, se come gallopedro, y cuando no, pues hay que pedir otra cosa. “Hay gente que se ha pasado todo el verano pidiendo gallopedro y no ha podido probarlo porque no ha habido”, asegura Juanfran. Por eso tienen ya reservas para enero o febrero, que es la época del chanquete y muchos no quieren perdérselo. “Es bonito eso, que la gente te pregunte y quiera estar aquí y tener una mesa para cuando arranque la temporada, que viaje de la mano del producto”, apunta Juanfran. “No nos cerramos en banda, simplemente nos nutrimos de esa despensa porque lo tenemos muy fácil y tenemos acceso a un producto no exclusivo pero sí limitado”, añade El Poli.
José se encarga de comprar el producto en La Lonja de Águilas personalmente. Y tiene un don especial para detectar el mejor producto, fruto de su amor por el mar y de haberse criado entre barcos en esta misma costa, donde su padre fue pescador toda su vida, el primer Poli, al parecer por su severidad en el barco. «Mi padre fue un emprendedor, le fue bien y tuvo varios barcos. A mí me encantaba, pero él no quería esa vida para mí«, cuenta José.
Le gusta ir un poco antes de que comience la subasta, «para echar un vistazo a lo que están descargando los barcos. La venta es barco por barco, por turnos, menos la gamba roja, que se deja para el final para una venta única. Dependiendo del producto, pujo por un barco o por otro. A mí me gusta más el pescado que el marisco. Conseguir una pieza de un pescado común que sea buena, grande, ahí se ve la calidad del producto”, afirma.
En esa compra alterna lo que le llama la atención con la rutina de siempre, pero también tiene en cuenta las reservas, porque muchos clientes son asiduos y ya conocen sus gustos, y eso aquí determina la compra.
PROPUESTA GASTRONÓMICA
Hay una máxima que recalcan casi al unísono cuando se les pregunta cuales son los imprescindibles en El Poli. “Sobre todo, dejarse llevar”, subrayan. «Hay que venir con la mente abierta. Muchos vienen con una idea fija por lo que han visto en internet o en Instagram. Que nosotros te asesoremos, es mucho mejor. Lo que queremos es que la gente disfrute”, añade Juanfran
Y efectivamente, es lo más recomendable. Siempre hay pescado y marisco de mucha calidad, cocinado de forma sencilla pero exquisita. Ya sean unas deliciosas quisquillas con aceite de oliva y cítricos, un salmonete a la plancha, unas huevas fritas con ajo y perejil o una gamba roja a la plancha. Cualquiera de los platos son una oda al producto, sin ningún tipo de artificio, sin esferificaciones ni trampantojos. Con la llegada de Juanfran, además, se han enriquecido algunos aspectos, como la carta de vinos, extensa y variada, y los postres, a los que pone un mimo especial y ponen la guinda a la experiencia (imperdible la torrija).
Ese respeto y pureza con le que tratan el productos les ha hecho este año merecedores de un Sol de la Guía Repsol, y poco parece. “Todo lo que te premien, es bueno. Es un reconocimiento al trabajo y a las cosas bien hechas. Pero es verdad que ya estábamos llenos y ahora, más”, aseguran.
EL POLI
Calle Floridablanca 23, 30880 Águilas (Murcia). Tel: 968 413 421.