MAMEN NAVARRETE

Barra Libre

Fast Cult

Picture of Redacción 'The Gastro Times'

Llevo un tiempo autoescandalizandome, algo que me ocurre de forma más habitual de lo que quisiera. Salgo por las mañanas a la vida y ¡pum! me autoescandalizo. Y así voy de escándalo en escándalo. Por experiencia y por necesidad puedo decir que desde hace años tenemos un nuevo modelo cultural, que me escandaliza, sí, que parece establecido y generalizado, también.

Todos hemos oído hablar de la fast food, un concepto de comida arraigado y globalizado que no tiene nada de bueno y todo de éxito.

No estamos hablando de puestos callejeros, que ya existían en la antigua Roma, donde puede existir una estrecha relación incluso con alimentos populares o tradicionales, hablamos de un tipo de alimentación completamente insana de alto contenido en grasas saturadas, sal y azúcares que nos intoxican y nos enganchan por su exceso en aditivos y demás procesados. Lo que todos conocemos como “comida basura”.

Estableciendo el paralelismo, o el símil, o la comparativa, o lo que ustedes quieran, este nuevo modelo cultural es el que hemos denominado, fast cultural. Y ahora, a ver si me explico.

Consumir fast food, ya deberíamos saber todos que no nos sienta nada bien. Por el mismo motivo, consumir fast cult, tampoco. Los procesos creativos y culturales tienen que realizarse a fuego muy lento y con ingredientes de muy buena calidad. No se pueden realizar proyectos cortoplacistas o de consumo fugaz que normalmente no se procesan bien y no generan sinergias entre los usuarios, consumidores o población en general.

Un proyecto cultural no es un evento. Esto se puede matizar pero un evento cultural puntual, es siempre interesante si forma parte de una estrategia bien elaborada y cocinada, de proyección bien pensada y que establezca vínculos entre el entorno, el contexto, las necesidades y demandas de quién lo vaya a consumir.

La fast cultura no permanece, se evapora. No necesitamos cantidades de eventos de índole cultural, necesitamos cultura de calidad en los espacios creados para ellos donde promotores y artistas puedan ofrecer lo mejor de ellos con los tiempos necesarios para una cocción lenta. Y los resultados serán fáciles de identificar, cultura gourmet a buen precio, sin sobrecostes y saludable.

Al igual que los expertos en alimentación nos proponen volver a el concepto de slow food, los que amamos la cultura como proceso de realización personal, socialización y creación, necesitamos volver a la slow cultura; bien procesada, de calidad, con garantías, con nivel, con ilusión, con inquietudes de algo nuevo y rico. Con amor.

Mamen Navarrete es gestora cultural y técnico de Cultura en el Ayuntamiento de Murcia.

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