Dentro de la gran variedad de momentos que en hostelería se pueden disfrutar en los muy buenos restaurantes existentes, están los que se producen previamente a la entrada al comedor. Son momentos que empiezan por el aperitivo, el picoteo o siguen en el tardeo, donde las exquisiteces que preparan los profesionales se sirven en agradables tertulias que, en muchas ocasiones, se gozan a pie de barra, en mesa altas o en singulares y acogedoras terrazas.
Ahora surge una nueva moda que viene de pequeñas bodegas – de esas que tienen encanto – que la han aplicado a su plan promocional bajo el nombre de “brindeo”. Promueven sus vinos e invitan a disfrutar de la seducción de los mismos, dando a probar sus caldos y a que brindemos entre amigos y conocidos por la temporada que toque, bien sea la estival, otoñal, invernal o primaveral.
El bodeguero habla de sus vinos y, en un rincón con el atractivo del entorno de la bodega, una barbacoa quema sarmientos. La esencia de los productos de matanza sobre la parrilla comienza a coger su buen color a fuego lento generando que, en el ambiente, se empiecen a oler los aromas de chorizo, panceta, longaniza, morcilla y algunas chuletas de cabrito, consiguiendo abrir el apetito.
Son productos que, sobre tosta de pan de campo también braseado, hacen que los buenos caldos se repongan con suma rapidez, se ensalce la amistad de los presentes y suene el tintineo de las copas con el brindeo. Este sonido predominante y agradable embriaga la singular velada, consiguiendo que la tarde se convierta en noche y el binomio de un buen vino con unos buenos acompañamientos de cocina dé, como resultado, un éxito para la bodega y los asistentes. Y es que los presentes no son invitados sino asistentes pues esta nueva especialidad va acompañada del pago por asistencia, pudiendo beber y comer, dentro de un orden, sin límite.
Es tal el éxito y el triunfo del boca a boca de esta experiencia que el aforo se completa, llegando a existir hasta lista de espera para asistir. Y lo mejor es que algunos hosteleros, poniéndose de acuerdo con los bodegueros, están implantando el brindeo en sus locales.
Los bodegueros van a los restaurantes y explican todo sobre la elaboración y cata de sus vinos, sirviéndose una degustación de exquisito tapeo eso sí, muy singular, siendo tanto de tierra como de mar y, por supuesto, con fríos y calientes. Todo esto hace que estos brindeos atraigan nuevos clientes a los locales, siendo el pórtico de entrada al restaurante para jóvenes y no tan jóvenes que están necesitados de nuevas experiencias en la buena mesa.
Si bien el tardeo ya forma parte de nuestro vocabulario gastronómico, hay que decir que aporta poca singularidad en el sentido de que el hostelero no ofrece algo distinto y novedoso ya que, en el tardeo, todos vamos a la caña, el vino y la tapa. Sin embargo, en esta nueva opción que es el brindeo se ofrece una oferta repleta de singularidad en copa, plato y en un complemento clave y de éxito como es la explicación de los caldos, lo cual hace que surjan nuevas amistades derivadas de los brindis con cada vino y con cada momento de esta nueva experiencia gastronómica.
Y si con el brindeo se disfruta de la amistad y la degustación de buenos aperitivos y buen vino, para terminar también es bueno quedarnos con una reflexión que nos haga pensar como, por ejemplo, la siguiente: «Las abejas no pierden el tiempo explicándoles a las moscas por qué las flores son mejores que la basura. No serviría de nada, cada uno vive su verdad».