La firma fundada por Rosa Perán, presidenta de Hostelor, ha consolidado en la Región de Murcia una forma distinta de entender el helado, inspirada en la tradición italiana y abierta a la creatividad. Esta Navidad, ese mismo espíritu se traslada a una edición limitada de panettones artesanos que refuerza su identidad y amplía su universo gastronómico
Cuando Temperato abrió su primera heladería en la Región de Murcia, el helado seguía siendo para muchos un producto ligado casi en exclusiva al verano. Hoy, con cinco locales abiertos todo el año y uno más de temporada, la marca ha conseguido romper con esa lógica estacional. “El primer año todo el mundo nos decía que estábamos locos por abrir todo el año, pero a mucha gente le encanta el helado y lo sigue consumiendo en invierno”, explica Rosa Perán, fundadora y CEO del proyecto.
Ese cambio de mirada no es casual. Detrás hay una filosofía aprendida en Italia, donde el helado artesano se concibe como un producto vivo, elaborado y consumido casi al momento. “No es un helado que esté hecho hace un mes o hace un año. Conforme se va elaborando, se vende, no se guarda nada”, señala. Una forma de trabajar que condiciona todo el proceso y obliga a prescindir de atajos.

Antes de dedicarse al mundo dulce, Perán desarrolló su carrera en el sector financiero. El giro llegó cuando decidió apostar por un proyecto personal que llevaba tiempo rondándole la cabeza. “Tenía esa espinita clavada porque me encanta el helado y empecé a formarme en Italia porque quería traer a Murcia una heladería artesana de verdad, algo que aquí no existía”, recuerda. A esa tradición italiana sumó desde el inicio la incorporación de producto local, creando una sinergia entre materias primas de fuera y sabores del territorio.
En el obrador de Temperato no hay aditivos ni conservantes. Se trabaja con leche fresca, recetas propias y materias primas seleccionadas y premium, como el pistacho de Sicilia, convertido en uno de los grandes emblemas de la casa. “Cuando pruebas un pistacho de calidad, lo entiendes todo”, afirma. Esa exigencia explica también por qué el consumo inmediato forma parte esencial de la experiencia.

La creatividad es otro de los pilares del proyecto. Perán reconoce una inquietud constante por experimentar. “Si no desarrollo esa parte creativa, es como una flor que se pone pocha”, confiesa. De ahí nacen sabores que han marcado el camino de la marca, como el helado de paparajote, junto a propuestas que dialogan con tendencias actuales sin perder la identidad.
El crecimiento ha sido progresivo y siempre dentro de la Región de Murcia, aunque con la mirada abierta. Hoy Temperato suma seis establecimientos y una clientela que ya no asocia el helado únicamente al calor. Para reforzar esa desestacionalización, la marca ha ampliado su propuesta con café, tartas caseras y cookies, y ha encontrado en la Navidad un nuevo espacio creativo.
Edición limitada de panettones
La edición limitada de panettones artesanos es la gran novedad de esta temporada. Lejos de una producción masiva, Temperato ha optado por limitarla a 3.000 unidades, marcada por la capacidad del obrador y un proceso completamente artesanal. “Nuestro dorador es pequeñito y no tenemos capacidad para más. Todo va conforme entran los encargos”, explica Perán.

El cuidado del detalle se extiende también al exterior. El packaging, diseñado por el pintor lorquino Ricardo Martínez, convierte cada panettone en una pieza casi coleccionable. Latas ilustradas con personajes de estética contemporánea y guiños al mundo de la moda. “Estamos enamoradas del packaging. Es casi una obra de arte”, reconoce.
En el interior, cuatro sabores que resumen bien el espíritu de la marca: chocolate con naranja elaborada con cítricos de Murcia, Red Velvet, adaptación de uno de sus grandes éxitos en tartas caseras; chocolate de Brasil, realizado con el mismo cacao con el que fueron subcampeones de España en helado; y el panettone de pistacho de Sicilia, la joya de la corona. Además han creado una serie de salsas que se venden aparte, una decisión pensada para preservar la textura y permitir que cada comensal ajuste la intensidad a su gusto. “Así cada uno se pone la cantidad que quiere”, explica.

<Para Rosa Perán, Temperato es un proyecto en evolución constante. “Es como un hijo, lo hemos ido haciendo crecer desde pequeñito, muy inquieto, con mucha curiosidad por hacer cosas nuevas”, afirma. Una inquietud que también se traslada a su papel como presidenta de Hostelor, la Asociación de Hosteleros de Lorca, desde donde defiende la implicación activa de los hosteleros y la dinamización del sector.
Satisfecha con el camino recorrido, pero sin perder ambición, Perán mira al futuro sin prisas, pero con una idea clara. “Que Temperato pueda estar en más sitios a nivel nacional”, resume cuando se le pregunta por su gran deseo profesional. Un objetivo que encaja con la filosofía de la marca: crecer sin perder el alma artesana que la ha definido desde el principio.