LUCÍA HERNÁNDEZ

Canela en rama

A Mariano el de El Tío Sentao

Picture of Redacción 'The Gastro Times'

Eran las 10:32 de un viernes, en esos callejones del barrio de San Antón, de Murcia. Un viernes cualquiera, de tantos, de esos viernes que vienen, de esos viernes que se van y que, en el tránsito de ida y vuelta, te encuentras desafiando el tiempo en la barra de El Tío Sentao a Mariano.

Ese viernes, en la Calle La Manga 4, en ‘el recoveco del Mariano’ nos sorprendió que la luz estuviera apagada, porque en la taberna del Tío Sentao pocas veces se apaga la luz.

A veces Mariano pone viento en su barra, y otras veces te manda a tomar viento, otras veces te pone el mejor tocino de toda Murcia (que ya es decir y no exagero, porque los murcianos de tocinos entendemos); no sabremos exactamente cuándo es la mejor conjunción astral para encontrar ‘tocino sin vetas’ ni el morcón geométrico, que tanto gusta a la Asociación Mauriciana de Matemáticas, que en esta taberna tiene sus encuentros decimales.
Pero, la luz ese viernes estaba apagada…

Mariano recibe y sirve la mejor ginebra gaditana hecha a base de salicornia y que mezcla generosamente con tónica del Consum; así es Mariano, así es El Tío Sentao, que replica el milagro de los panes y los peces con tónica de marca blanca.
Pero la luz…

Desde 1940, Mariano y Fuensanta (que no se puede ser más guapa y que en ocasiones he llegado a pensar que se había escapado de un cuadro) regentan esta taberna típicamente atípica, en Murcia, en un barrio castizo. En su barra se han dado cita presidentes del gobierno regional, la oposición, los nazarenos, los ateos, las cofradías y los sindicatos, los forofos del Barcelona y del Madrid, los indies, los flamencos, los que entran de casualidad y los que quieren ‘echar un chato’. Mariano escucha, opina y sentencia… es inevitable no quedarse perpleja ante sus argumentos a base de secuencia lógica de taberna, de tiempo y confianza.

La taberna de El Tío Sentao es un sitio para encontrarse, incluso para permitirse el despiste, olvidarse del día y escuchar voces antiguas. Sigo pensando en su luz apagada, en ese viernes de tránsito, sigo esperando el encendido y tu milagro de ginebra y tónica indeterminada, Mariano.

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