Con la llegada del otoño (aunque en estas áridas tierras, aún no se note), la cocina de hogares y restaurantes se llena de ricos, cálidos y terrosos sabores.
Comienza la época de las setas y los hongos, de uvas, granadas, peras y manzanas, de sabrosa y variada carne de caza, así como de calabazas y castañas.
Para mí el otoño es de color naranja y en gastronomía, prima la búsqueda del calor y también de las experiencias inmersivas, ya no basta con acudir a un buen restaurante a comer o cenar sin más, ahora buscamos satisfacer los cinco sentidos sentados a la mesa, vivir una experiencia completa para gozar plenamente. Y aquí entran en juego los restaurantes temáticos, con sus luces, música y y especial decoración, donde comer se convierte en algo multisensorial.
Sin embargo, la cocina tradicional sigue en auge y en otoño e invierno, más que en otras estaciones, los guisos y sopas se reinterpretan, mano a mano con la tradición, para goce del comensal más conservador.
Y vosotros, qué tipo de foodie, sois, ¿vanguardista o tradicional?
Feliz otoño.