GRAN RESERVA

Elena Fuentes

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Lola Nortes: Anatomía de una acuarela.

Picture of Redacción 'The Gastro Times'

En la obra de Lola Nortes (Murcia), la acuarela abandona cualquier idea de adorno para convertirse en mirada. Su pintura, de trazo ligero y lavados transparentes, se sitúa en ese territorio en el que la sensibilidad y la técnica dialogan sin estridencias: hay una ética de la observación —y una emoción contenida— que hace reconocible su mano. No extraña que, formada originalmente en Ciencias Biológicas y con experiencia investigadora en el CEBAS-CSIC, su aproximación a la realidad esté marcada por una atención casi científica a la luz y a las texturas, y por una pulsión documental que aflora en sus series más recientes. Por todo ello se percibe una disciplina en cada papel bien estirado, en cada secado paciente. No hay gesto precipitado. Hay proceso. Y el proceso, en acuarela, es carácter.

“Sueñan”: retratos que interpelan
La exposición “Sueñan” marcó un punto de inflexión en su trayectoria pública. Mostrada en la Sala Municipal de Exposiciones “La Cárcel” (Molina de Segura) en septiembre de 2022, la muestra reunió acuarelas de niños y niñas refugiados de Siria y Afganistán, retratados en campamentos del norte de Atenas, Zaatari (Jordania) o Islamabad (Pakistán). El tema, tan exigente y delicado, encontró en la acuarela de Nortes un lenguaje idóneo: capas finas, veladuras que sugieren fragilidad, una economía de medios que intensifica la presencia de los rostros.

La ciudad y el mar: mapas íntimos
Además del retrato, Nortes ha desarrollado series donde la ciudad de Murcia y su entorno litoral aparecen como un mapa íntimo. La exposición colectiva “Mares de Murcia” incluyó obra suya y subrayó esa querencia por lo marítimo: fauna marina, faros, horizontes donde el agua y la atmósfera se confunden. La elección del medio —acuarela sobre papel— potencia una sensación de salitre y neblina que remite a recuerdos más que a descripciones topográficas.

Un lenguaje de veladuras
Desde el punto de vista técnico, la acuarela de Nortes se sostiene en tres decisiones reconocibles. Primero, el respeto al blanco del papel, que actúa como fuente de luz: sus rostros parecen emerger desde dentro de la fibra, nunca “tapados” por capas opacas. Segundo, el uso expresivo de la mancha, con bordes que dejan respirar el contorno y evitan el exceso de línea. Tercero, una paleta contenida que, lejos de empobrecer, acentúa la unidad tonal y la melodía interna del cuadro. Esta economía formal es especialmente eficaz cuando el tema es vulnerable: la pintura no grita; sugiere. En “Sueñan”, esa contención resulta ética además de estética.

Una mirada que no se conforma
Hay artistas que utilizan la acuarela como fin decorativo; Lola Nortes la emplea como herramienta de conciencia. Cuando pinta la ciudad, establece una arqueología luminosa de lugares compartidos; cuando retrata a la infancia desarraigada, levanta un acto de presencia. Ahí está, a mi juicio, su aportación más valiosa: devolver espesor al rostro en tiempos de saturación de imágenes. La técnica —limpia, silenciosa, afinada— es el canal; lo importante es lo que pone en riesgo: empatía, tiempo, atención.

Su última cita en La Consentida_Art (Murcia) ha reunido dos líneas recientes: Agua y Luz de lámparas, camafeos y miniaturas. En ellas, Nortes lleva su método —tan atento a la capilaridad del pigmento y al respeto del blanco— a formatos íntimos que obligan a mirar de cerca. Las miniaturas (piezas de apenas unos centímetros) confirman su control del secado y de las veladuras en escala microscópica: cada borde es una decisión, cada transición una “tinción” medida, casi histológica. Esa disciplina técnica —de raíz biológica— es la que sostiene la delicadeza: no hay temblor; hay pulso fino. En paralelo, la serie de lámparas introduce una luz material —pantallas de seda pintadas a mano— que convierte la acuarela en objeto lumínico y hace literal su investigación sobre la atmósfera. El conjunto propone una lectura doble: por un lado, el agua como tema y técnica; por otro, la miniatura como ética de atención, heredera de los camafeos y retratos en pequeño formato, donde la intimidad pesa más que la grandilocuencia.

En tiempos de renovado interés por la acuarela, su voz merece una atención especial; si os queda alguna duda, leed sus respuestas a nuestro “CUESTIONARIO VORAZ”.

  1. Última cena en el corredor de la muerte. Una botella del vino más lujoso del mundo, un Château Margaux.
  2. A una isla desierta, ¿qué comida te llevarías? Un puñado de semillas, promesa de un comienzo.
  3. Tu mejor momento gastro. Un desayuno lento, sin prisa, frente al Mediterráneo.
  4. ¿León o gacela? Gacela. Me encanta la hierba y prefiero la huida elegante al rugido.
  5. Vino favorito. El que se bebe sin mirar la etiqueta.
  6. Restaurante en el que te gustaría exponer tus creaciones. En muchos, pero si tengo que elegir uno, en Uffizi Café & Restaurant.
  7. Restaurante de Murcia favorito. Me gustan los restaurantes íntimos, sin ruido. Acuario no está mal.
  8. ¿Ginebra, whisky o chocolate? Chocolate, del 99%, color tierra siena tostada. Entiende de texturas densas y sombras.
  9. ¿A qué saben tus obras? A agua y a tiempo. A lo efímero.
  10. ¿El éxito es dulce o salado? Salado. El sabor del esfuerzo, de la duda, de la frustración…
  11. Tu Time Gastro. El instante en que una cucharada de sopa caliente toca la lengua en un día de mucho frío. Es la certeza física del refugio y el calor.
  12. ¿Qué animal no te comerías nunca? Creo que no podría comer nunca insectos.

Elena Fuentes Blanco
Comisaria de Arte Independiente. Agitadora Gastro-Cultural. Co-Directora de La Consentida_Art.

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