TOMÁS ZAMORA

Al pie del fogón

Operación Bikini: Sopa Negra

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Quemada la sardina, se disipa el olor a pólvora, mientras las últimas pavesas de los cohetes reventados en el cielo se depositan graciosamente en el suelo.

Domingo Santo amaneció celebrando la resurrección y, con toda la premura, ese mismo día se recibe al ocaso con las barracas llenas de parroquianos castigándose las carnes en sillas de madera, y comiendo en platos de plástico morcillas, salchichas, patatas con su ajico, michirones, zarangollo y vino, vino de la tierra, como Dios manda. Después de quince días de, llamémoslo “trasgresiones dietéticas”, se atisba con horror que llegamos tarde a la “operación bikini”. Frustrado decido, a la vista de que en donde debía haber una tableta de chocolate descuelga un roscón de reyes, que no hay más remedio que hacer algo.

Una mañana temprano, disfrutando del duermevela que supone parar el despertador, sin desconectarlo, en espera del segundo toque, tuve una revelación:

¿Cuál es el prototipo de cuerpazo varonil, en forma y casi divino, más reconocible a lo largo de la historia? ¡Los espartanos! Pero no los espartanos de cualquier época, no, los que en agosto del 480 a.C la “liaron” en las Termópilas. Así que me puse a investigar las dos cosas que van a definir, a priori, semejantes cuerpos sanos y envidiados: lo que comían y cómo quemaban esas calorías. Visto cómo endurecían esos cuerpos en duros entrenamientos, y una vez descartado que luche a mandoblazos en los próximos días, rápidamente descarté emular a los espartanos en lo que a trabajo físico se refiere, y me centré en descubrir lo que comían.

El plato típico al que se refieren diferentes autores es la sopa negra o caldo negro. La receta es sencilla: carne (sobre todo casquería), sangre de cerdo, vino tinto, vinagre y sal.

Destacaban en esos tiempos los “Siete Grandes Cocinero Griegos”:  Nereo de Quíos al que se le atribuye el caldo de congrio, Cariátides de Atenas (líder del septeto) famoso por los huevos en salsa blanca y, pásmense, pionero en la elaboración del foi gras , Actonete que fue  precursor de los embutidos, Aristón dominaba los guisos y hasta le atribuyen perfeccionar la cocina al vapor, Agus de Rodas destacó con sus asados de pescado, Eutinon triunfaba con las lentejas, y por último Lampria que elaboró el caldo negro para fortalecer a los guerreros espartanos. Algunos autores defienden que se utilizaba este plato como fuente de energía para la batalla, de tal forma que los más ancianos sólo bebían el caldo y dejaban los trozos de carne para los jóvenes guerreros. Otros autores, sin embargo, defienden que la sopa negra se consumía en una suerte de banquete común que se celebraba cada atardecer y que en la batalla se evitaba estar al pie del fogón y comían cosas más trasportables como queso, vino y maíz molido. Por último, están los autores que explican que este guiso era para situaciones muy especiales ya que resultaba costoso tener que sacrificar un animal para su elaboración. En lo que todos están de acuerdo es en que su sabor era muy desagradable.  

Actualmente, el guiso que más se parece a lo que tomaban los espartanos es un plato que suena como el protagonista de “Conan el Bárbaro”: schwarzsauer, que es una sopa del norte de Alemania, elaborada también con sangre, especias, azúcar y vinagre.

Me temo que no valgo para espartano.

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