Fotografías: Ana Bernal.

MIGUEL MAESTRE: “MI SUEÑO SERÍA VIVIR SEIS MESES EN AUSTRALIA Y SEIS MESES EN MURCIA»

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El chef murciano, que triunfa en Australia como empresario y estrella de televisión, ha regresado a su tierra para recibir el reconocimiento de Jecomur como socio honorífico, emocionado por un homenaje que valora más que cualquier premio mediático.

Miguel Maestre (Murcia, 1980) es uno de los chefs murcianos más reconocidos internacionalmente, afincado desde hace casi dos décadas en Australia. Allí ha construido una trayectoria brillante como cocinero, empresario y figura mediática, con varios premios Logie y un AACTA Award por su labor en televisión. Su éxito no le ha hecho olvidar sus raíces, que reivindica tanto en sus restaurantes como en sus shows de cocina. Ha vuelto a Murcia para recibir el reconocimiento de la Asociación de Jefes de Cocina y Cocineros de la Región (Jecomur), que le ha nombrado socio de honor, un reconocimiento que le emociona especialmente por llegar de sus propios compañeros.

Vuelves a Murcia por todo lo alto. ¿Cómo te sientes al recibir este reconocimiento y estar en tu tierra? Después de hablar con todos los cocineros antes del evento, me he emocionado muchísimo. Cuando llevas tanto tiempo fuera de tu tierra, pierdes un poco la identidad, tu murcianidad. En el evento que me han hecho en el CCT (Centro de Cualificación Turística) que ha sido muy bonito, me he sentido por primera vez como parte del grupo. Cuando eres cocinero, el respeto de tus compañeros no se puede comprar ni con fama ni con dinero. He tenido muchas celebraciones en Australia, premios como los Logie Awards o el AACTA Award, pero esto es otra cosa. Ha sido un momento super fuerte.

«El respeto de tus compañeros no se puede comprar ni con fama ni con dinero”

Entonces es un premio que te llega más al corazón. Esto es incluso más fuerte que cuando el Rey (Felipe VI) me dio la Cruz Oficial del Mérito Civil. Aquello fue por representar a tu país, pero representar a tu ciudad, qué bonito, es algo precioso.

¿Cómo recuerdas tus inicios en Murcia y qué te marcó más de aquella etapa? Aprendí a cocinar con mi madre y mi abuela cocinaba muchísimo en San Javier. Viéndola a ella nació mi amor por la cocina. Cociné con mi madre de joven, pero realmente me hice cocinero en Edimburgo, Escocia. Me fui “pa’l mundo” sin haber estudiado cocina formal, así que me tocó lavar muchos platos. Era el único sitio donde sentía que pertenecía. Me encantaba el jaleo, los gritos, la adrenalina… Todo lo que no le gustaba a nadie, a mí me encantaba. ¡Qué cosa tan rara! No hablaba inglés, me tiraban perolas a la cabeza, me llamaban de todo, pero me encantaba esa acción, era super adictivo. Pero me enganché a la cocina. Me enamoré de esto. Yo no sé hacer otra cosa.

¿Y por qué decides dar el salto a Australia? Fue por amor. Todo lo que he hecho en la vida ha sido por amor. Conocí a mi mujer Sasa, australiana, que era mi novia allí. Yo no hablaba inglés. La primera vez que me acerqué a ella solo pude decirle «Hello, you have beautiful eyes». Creo que la conquisté más por el estómago que con el corazón, porque no nos entendíamos hablando, pero sí con el lenguaje del amor. Había muchísima química. Llegué a Australia sin hablar inglés y me costó muchísimo.

«La felicidad que tenemos aquí en España, no existe en ningún otro sitio»

Miguel Maestre durante la gala, que atendió junto a Mónica Meroño, directora del Centro de Cualificación Turística, y Juan Francisco Martínez, director general de Turismo.

De no hablar inglés a ser un cocinero mediático. ¿Te imaginabas acabar siendo una estrella de la tele? Nunca fui buscando eso. Solo quería pasármelo bien. Me encantaba lo que hacía, el buen hacer. Nunca me planteé si me pagaban el superannuation o el overtime. Siempre trabajé con pasión. Cuando haces las cosas con pasión, el crédito llega solo. Creo que también tuve la ventaja de ser español. Mi mayor defecto —no hablar inglés— se convirtió en mi mayor virtud. Siempre he usado mi acento como un atributo, incluso cuando se reían de mí. En la tele me tomaba el pelo a mí mismo. El desparpajo y la picaresca murciana no se aprenden en la escuela, se aprenden con los amigos, en la playa, en el botellón. La felicidad que tenemos aquí en España, no existe en ningún otro sitio. La gente me pregunta qué es España. Para mí es la familia, los amigos, la broma, la juerga. Saber disfrutar de la vida. Usé eso como mi arma más fuerte. Muchos me decían «Miguel, no te entendemos, aprende mejor inglés», pero transformé esa debilidad en fortaleza. Ser auténtico es muy difícil porque quieres sentirte integrado.

El chef junto a María Gómez, de Magoga, y Juan Antonio García, presidente de Jecomur y chef de El Churra.

Has sido un gran embajador de la cocina española y murciana. ¿Cómo has logrado que los australianos acepten nuestros platos? Con mucha cocina y mucha explicación. En El Toro Loco, mi restaurante en Manly Beach, en Sidney, una d elas playas más bonitas de Australia. Hacíamos 600 comensales diarios. Les explicaba que la «socarrat» es el quemado bueno de la paella, todo con alegría y haciendo un show. Para mí la cocina es un espectáculo. Cuando hago demostraciones salgo al escenario y lo doy todo. La cocina puede ser muy divertida o muy aburrida. He intentado siempre darle ese toque de entretenimiento. Hay una pluma en medio, te puedes pasar o no llegar. Aún hago shows de cocina,con 1.000 personas que compran un ticket para ir a verme. Es una locura.

¿Cuál es la receta murciana que más has cocinado allí? Yo hjago un arroz murciano con pollo y mucha verdura. Es muy cuestionable para los valencianos porque le pongo chorizo. Pero les encanta. Intenté la paella valenciana en Australia y no funcionó. No comen conejo ni caracoles. El arroz negro con tinta tampoco. Pero el chorizo y el pollo les encantan. Está en su educación gastronómica. Darles morcilla es muy difícil porque no saben lo que es. Es un país joven sin nuestra historia culinaria. Hay que usar lo que conocen: jamón, pollo, chorizo. Me he enamorado tanto del chorizo que somos los primeros productores de chorizo en Australia. Mi empresa, Maestre Enterprises, es la que más chorizo vende en supermercados como Woolworths, que es como el Mercadona de allí. Es algo que vivo en todo lo que hago.

Maestre confesó sentirse muy emocionado con el reconocimiento.

¿Qué es lo que más echas de menos en Australia? Echo de menos Murcia cada minuto. Siempre digo que tengo el corazón grande. Llevo el mismo tiempo allí que aquí. Empiezas a cuestionar tu identidad, pero creo que tengo suficiente espacio en el corazón: un lado dice «ole» y el otro «how you going». Puedes ser dos cosas a la vez. Cuando vuelvo me cuesta un poco quitarme la careta australiana y ponerme la murciana. Es algo que nos pasa mucho a los inmigrantes.

Cuando vienes, ¿cómo ves la evolución de la gastronomía murciana? ¿A qué sitios te gusta ir? Me encanta cómo ha evolucionado. Esta vez no he tenido mucho tiempo, pero mi padre me ha llevado a un sitio en Lorca que se llama Mariscos a Lo Bestia. Es un cachondeo, algo que en Australia no se imaginan. Allí todo es ordenado y aquí hay un toro corriendo. Me encantó. Luego he ido a El Churra, y bueno, increible, la paletilla se derretía, el pulpo perfecto, el jamón, el servioco… Y luego también me gustan las cosas sencillas: los churros en Puente Tocinos, el chocolate caliente, el bombón que me acabo de tomar. El aperitivo en la Plaza de las Flores, una marinera, un paparajote. Cosas de la huerta, la carne a la brasa, los arroces al sarmiento. He trabajado en alta cocina, he tenido la suerte de ser jefe de cocina en Number One con Tony Bilson, el Joël Robuchon de Australia. Estuve en elBulli, hice un stage con Ferran Adrià, lo conocí en Australia. Pero a mí siempre me han tirado las raíces. El fine dining no me ha convencido, es importante conocerlo, pero yo siempre he preferido lo sencillo.

Miguel Maestre con Concha Alcántara, directora de The Gastro Times, tras la entrevista.

¿Y con qué sueñas para el futuro? ¿Está Murcia en esos planes? He trabajado mucho con compañías de Murcia trayendo productos. Vendo patatas de Murcia en Australia, mis paella kits se hacían aquí. Mi sueño sería vivir seis meses en Australia y seis meses en Murcia. Estoy en ello. Por ahora la vida australiana me absorbe casi todo el año, pero tengo 45 años. En mi plan de retiro me gustaría poder dividir el año en dos veranos. A mí me encanta el calor. ¡Viva Murcia!

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