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Los dulces de Navidad

Picture of Redacción 'The Gastro Times'

Vengo de una tradición de pueblo y de horno de pueblo con lo que ello significa. Llegar a las calles frías de las casas de mis abuelos y empezar a a sentir el olor de los hornos y sus dulces navideños. Había un pequeñísimo local que se llama La Juani, y así era su marca, donde entrabas a un pequeño rellano lleno de cajas de cartón vacías y la señora desaparecía hacia dentro volviendo con bandejas de productos recién hechos y absolutamente caseros que eran una maravilla.

Los obradores de pueblo mantienen recetas tradiciones de las abuelas o bisabuelas normalmente llenas de sabores ancestrales, en esta zona la Almería profunda, impera la almendra y ciertas connotaciones árabes.

Para los celtas y otros pueblos paganos, el solsticio de invierno era un motivo de celebración. Lo consideraban el inicio del nuevo año y sabían que tras una breve etapa de recogimiento y oscuridad los días comenzarían a ser más largos y llegaría la primavera, una época de florecimiento relacionada con la vuelta a la vida. Para celebrar esta fecha tomaban dulces elaborados con trigo que era el ingrediente más accesible en aquella época. Posteriormente la llegada del chocolate, las guerras, las hambrunas, las recetas culinarias de la nobleza y los conventos, las influencias de otras culturas y la creatividad de los artesanos, todo ello contribuyo para el desarrollo de nuevos dulces que hoy en día forman parte de una tradición que sobrevive al paso del tiempo. Gracias a Dios.

La pericia de localidades como Estepa, en Sevilla, reinventando el polvorón y el mantecao y las tradiciones populares han convertido en estos sabores en un sinónimo de calidad y buen hacer.

Pero lo normal y como debe ser es comer estos productos con sus ingredientes tradicionales y no modificado. No sé donde he leído lo de dulces navideños veganos y con ingredientes tipo orgánicos y sin azúcar.

Yo que soy muy de respetar, lo respeto todo. Pero, si, querida, querido, te vas a tomar un polvorón,  tomate un polvorón, no un sucedáneo de polvorón. Que es la Navidad, que es la tradición. No nos equivoquemos, ya tenemos el resto del año para recuperar la flora intestinal y los niveles de glucosa.

No perdamos la gracia, se engorda en Navidad, se comparte mesa y se disfruta como siempre. Si no mantenemos ningún espíritu del que nos queda de las tradiciones lúdico- festivas, no perdamos la gracia en la mesa, la mesa de Navidad es excesiva, rica, variada y de calidad. Y así deberá ser siempre.

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